ETAPAS DEL PORFIRIATO

El porfiriato tuvo dos etapas: la primera va desde la llegada al poder de Díaz (1877) hasta 1896. Es el inicio y consolidación del régimen, que abarca el primer periodo presidencial del caudillo, la presidencia de Manuel González (1880-84), el segundo y tercer periodos de Díaz (1884-92), y el cuatrienio 1892-96 en el que gobernó después de anular el principio de "no reelección “la segunda fase, de 1896 a 1910, corresponde a la época en que el llamado grupo de los científicos dominó la escena política bajo el amparo del dictador, y que culminaría con la crisis en la que entra el régimen a fines de la primera década del siglo **.En esta segunda fase, el general Díaz ocupó la presidencia durante tres periodos consecutivos, lapso en el que el mandato presidencial se extendió a seis años.las fuerzas de apoyo al porfiriato el gobierno de Díaz asumió las características de una dictadura militar en la que el clientelismo (adhesión a cambio de privilegios) y las amistades personales eran unas de las notas distintivas. En el plan de tuxtepec se proponían como demandas centrales la "no reelección" del presidente y de los gobernadores; el desconocimiento del gobierno de Sebastián lerdo de tejada; el reconocimiento de los gobernadores que se adhirieran al plan; lecciones a los dos meses de ocupada la ciudad de México y la entrega de la presidencia provisional a José maría iglesias, presidente de la suprema corte de justicia, si aceptaba el plan. Años atrás el prestigio del general Porfirio Díaz había sufrido una reducción considerable por sus esfuerzos de llegar al poder. Para el éxito del plan de tuxtepec fue determinante la política de alianzas realizadas por Díaz con distintos grupos de empresarios, caciques regionales liberales partidarios de vincularse más a los estados unidos y con capitalistas estadounidenses que lo apoyaron con armas, parque y dinero.

CARACTERISTICAS

CULTURAL Y DESARROLO TEGNOLOGICO

La literatura fue el campo cultural que más avances tuvo en el Porfiriato. En 1849, Francisco Zarco fundó el Liceo Miguel Hidalgo, que formó a poetas y escritores durante el resto del siglo XIX en México. Los egresados de esta institución se vieron influenciados por el Romanticismo. Al restaurarse la república, en 1867 el escritor Ignacio Manuel Altamirano fundó las llamadas "Veladas Literarias", grupos de escritores mexicanos con la misma visión literaria. Entre este grupo se contaban Guillermo Prieto, Manuel Payno, Ignacio Ramírez, Vicente Riva Palacio, Luis G. Urbina, Juan de Dios Peza y Justo Sierra. Hacia fines de 1869 los miembros de las Veladas Literarias fundaron la revista "El Renacimiento", que publicó textos literarios de diferentes grupos del país, con ideología política distinta. Trató temas relacionados con doctrinas y aportes culturales, las diferentes tendencias de la cultura nacional en cuanto a aspectos literarios, artísticos, históricos y arqueológicos.

En 1887, Díaz inauguró la exhibición de monolitos prehispánicos en el Museo Nacional, donde también fue mostrada al público una réplica de la Piedra del Sol o Calendario Azteca. En 1908 el museo fue dividido en dos secciones: Museo de Historia Natural y Museo de Arqueología. Hacia principios de 1901, Justo Sierra creó los departamentos de etnografía y arqueología. Tres años después, en 1904 durante la Exposición Universal de San Luis —1904— se presentó la Escuela Mexicana de Arqueología, Historia y Etnografía, que presentó ante el mundo las principales muestras de la cultura prehispánica.

El 13 de mayo de 1891 se promulgó una Ley expedida por el Congreso, virtud a la cual se establecía la distribución de los quehaceres públicos del Poder Ejecutivo en siete Secretarías de Estado, entre las que figuraba por primera vez la de Comunicaciones y Obras Públicas, lo que viene a significar un cambio en la política de construcción de caminos, considerándose que las carreteras y su desarrollo eran indispensables para impulsar la economía del país.

El 13 de mayo de 1891 se promulgó una Ley expedida por el Congreso, virtud a la cual se establecía la distribución de los quehaceres públicos del Poder Ejecutivo en siete Secretarías de Estado, entre las que figuraba por primera vez la de Comunicaciones y Obras Públicas, lo que viene a significar un cambio en la política de construcción de caminos, considerándose que las carreteras y su desarrollo eran indispensables para impulsar la economía del país.